Ordenaciones Sacerdotales

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Aarón Robles Amador LC

Aaron Robles
Ven, sé mi Luz.

Hace 15 años, en junio del 2007, salí de mi casa a los 20 años con una inquietud en el corazón: —¿Dios me quiere realmente como misionero? — Ni mi familia ni yo entendíamos lo que estaba haciendo. Estaba, en aquel momento, siguiendo mi corazón en lugar de mi razón…

Mi papá y mi mamá lucharon cada día por entregar lo mejor a cada uno de sus tres hijos, de los cuales yo soy el más pequeño. Dormían poco y trabajaban de sol a sol con el firme deseo de ofrecernos lo que ellos no tuvieron. Me dieron la mejor educación sabiendo que ésta sería la única y mejor herencia que me podían brindar. Doy gracias cada día porque me hicieron el hombre que soy. No soy perfecto, pero deseo amar con la misma fuerza con la que fui amado por ellos.

Mis amigos fueron mi segunda familia. Ellos fueron el rostro de Dios en mi juventud aún sin saberlo ninguno de nosotros. En ellos encontré calidez, alegría, entusiasmo y un aprecio sincero. Crecimos y caminamos juntos por la vida. Los años han ido construyendo la solidez de una relación que aun hoy brilla pese la distancia. Me siento privilegiado de ser su amigo.

Tres religiosas, misioneras Catequistas de san José, me mostraron, con hechos y palabras, lo que significa amar a Dios hasta el olvido de sí mismo. Ellas me mostraron la felicidad más pura que hubiera conocido. Su alegría y entusiasmo me atrajeron a Dios después de varios años lejos de Él y terminarían siendo la puerta por la cual Dios me invitaría a la vida religiosa.

En el Regnum Christi aprendí a decir con el corazón: «¡Cristo Rey Nuestro! ¡Venga tu Reino!». Frase que de manera natural caló mi corazón y me impulsó a ser Su instrumento a través de las misiones de evangelización. La fe y la gracia tocaron mi corazón y me permitieron vivir la experiencia del sentirme amado por Dios. Descubrí que llevar el amor de Cristo a las personas era lo que mi corazón más anhelaba… solo restaba saber si la Legión de Cristo y el Regnum Christi eran el lugar.

Quemé mis barcas y le entregué a Dios la oportunidad de conquistar mi corazón. Me despedí de familia y amigos. Con tristeza en el corazón dejé mi ciudad para emprender un camino que me llevaría por Monterrey, Roma y Colombia. Nunca hubiera imaginado todo lo que ahí viví y aprendí. No ha sido un camino fácil pues ha habido momentos de dificultad, de crisis, de duda y de conflicto. Sin embargo, he experimentado un amor que nunca antes había vivido. Dios fue calando el corazón a través de una experiencia cada vez más viva, profunda y sencilla. Sin nada de misticismo, puedo decir que me siento amado por Dios y lo único que busco es amarlo a Él. Solo podría decir que cuando Él toca lo más íntimo de tu ser, todas las razones desaparecen para dar lugar únicamente al gozo de su presencia.

En Monterrey, en Roma y en Colombia, Dios me concedió conocer gente maravillosa que me mostró el rostro de Dios. Él ha caminado conmigo a través de todos ellos a quienes hoy agradezco y seguiré agradeciendo siempre. Ellos saben quienes son y cuánto los aprecio porque en la vida no vamos solos ni vamos a estar solos nunca. Por alguna razón Dios unió mi vida a cada uno y hoy sigo rezando por ellos para que Dios los bendiga y acompañe siempre.

Dios me salió al encuentro y me amó. Su amor es lo que ha formado mi corazón y me ha enviado a anunciar la realidad de un amor que no se agota y que supera todo límite. Esa es mi motivación diaria. Anhelo disfrutar su presencia y espero compartir esta experiencia con las personas en mi camino. Por ello titulo este testimonio «Ven, sé mi Luz». Dios llamó a santa Madre Teresa a ser luz, la Luz de Dios en la tierra. Comparto con ella esta ilusión y esta vocación. Pido a Dios que el amor que he recibido en todos estos años pueda ser una pequeña luz y testimonio de que hay una Luz mucho más grande, capaz de tocar, sanar y glorificar cualquier corazón, incluso el más herido. Dios nos creó para ser amados y Él es el amor más puro que nos llama y nos busca. Espero también tú puedas dejarle entrar y experimentar su fuerza y grandeza.

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Aarón Robles Amador, L.C.

Nació el 30 de junio de 1987 en Toluca, Estado de México. El 15 de septiembre de 2007 ingresó al Noviciado de Monterrey. En 2013, terminados sus estudios de Filosofía en Roma, fue asignado como prefecto de estudios del Seminario menor de los Legionarios de Cristo en Rionegro, Colombia. Desde el 2016 formó parte de la Comunidad de hermanos en la sede de la Dirección General en Roma donde colaboró en la Secretaría General tanto de la Legión de Cristo como de la Federación Regnum Christi. El 26 de agosto hizo su profesión perpetua. A partir del 1 de julio de 2021 ha sido asignado como secretario general adjunto del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma.

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