El P. Andrés Poblete nació en Santiago de Chile en 1991. Es el segundo de 6 hermanos y su hermano mayor, José Pablo, también es sacerdote legionario de Cristo, ordenado el año 2022.
El P. Andrés estudió quince años en el Colegio Cumbres de Chile, lugar donde conoció y participó del ECYD y del Regnum Christi. En el último año de colegio se fue a vivir con los legionarios y consagrados al Centro Estudiantil en Santiago para discernir mejor su llamado al sacerdocio.
El Centro Estudiantil era un programa para que los jóvenes con inquietudes vocacionales experimentaran lo que era vivir en una casa legionaria, teniendo la vida normal en el colegio, con los estudios y apostolado, pero con más oración. Al terminar el colegio entró directamente al noviciado de los legionarios en Sao Paulo, Brasil, el año 2010 empezando así su formación al sacerdocio.
Después de su profesión religiosa en marzo de 2012, fue enviado a estudiar humanidades en Cheshire, Estados Unidos. Del 2014 al 2017 realizó sus estudios de filosofía en Roma en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. Para sus prácticas apostólicas fue enviado a ayudar como formador a la escuela apostólica en Bad Münstereifel, Alemania del 2017 al 2019.
Posteriormente regresó a Roma a estudiar teología por tres años del 2019 al 2022. Al finalizar sus estudios regresó a su país natal donde fue ordenado diácono en julio de 2022 y donde realiza actualmente su misión como formador de adolescentes en el Colegio Cumbres, mismo colegio donde estudió de niño. También es director del ECYD en la localidad del colegio donde apoya.
- ¿Cómo conociste el Regnum Christi?
Lo conocí tanto a través del Colegio Cumbres donde estudié 15 años como a través de mi mamá que es parte de uno de los primeros equipos del Regnum Christi en Chile. Desde que tengo memoria me acuerdo de mi mamá yendo a sus encuentros de equipo y hablándome de sus actividades en la sección de señoras. Después cuando llegué a 5to básico entré al Ecyd y me gustó mucho el poder conocer más la apasionante persona de Jesús y poder tener una relación viva de amistad con Él. En segundo medio me incorporé al Regnum Christi y sigo hasta hoy conociendo y enamorándome cada vez más de Jesús.
- ¿Cuándo te planteaste la vocación sacerdotal? ¿Qué edad tenías?
La verdad es que hasta los 15 años nunca pensé ni me planteé la posibilidad de una vocación sacerdotal. Cuando chico quería ser médico y más adelante quería estudiar ingeniería comercial. Es verdad que participaba en todas las actividades del Ecyd que se me proponían en el colegio, iba a misa los domingos, intentaba comulgar diariamente en el colegio, pero como dije, hasta los 15 años nunca pensé en la idea del sacerdocio para mí. Pero todo cambió el lunes 15 de mayo de 2006 cerca de las 20 horas. Ese día fui a una charla para jóvenes que la dio el entonces director general de los legionarios y del Regnum Christi, el P. Álvaro Corcuera, en el colegio Cumbres. No me acuerdo de lo que dijo y yo a él nunca lo había visto antes, pero si me llamó en seguida la atención su alegría auténtica, el cómo saludaba atentamente a cada persona que encontraba con una sonrisa y como transmitía mucha paz y plenitud. Fue durante la charla que sentí por primera y única vez una voz muy clara y suave dentro de mí que me dijo: “Andrés yo quiero que seas mi sacerdote legionario y que lleves a muchos la alegría y plenitud de mi amor, como lo ves en este sacerdote (el P. Álvaro)”. Recuerdo que mi corazón quería explotar de alegría y hasta se me puso la piel de gallina. Miré a mi alrededor y todo seguía igual, pero yo sabía que Jesús me había hablado. Desde ese día cambió mi vida y supe que Jesús me quería como sacerdote. Nunca más he tenido una experiencia tan clara de Dios hablando en mi vida, creo que esa experiencia fue suficiente para saber lo que Dios quería de mí.
- ¿Influyó en tu caso el ejemplo de tu hermano que también siguió los pasos del sacerdocio?
El hecho de tener un hermano en la familia que también sigue la vocación sacerdotal, influyó en mí en ver que Jesús todavía hoy llama a muchos jóvenes a seguirle como sacerdote y de que no es algo raro el hecho de sentir que Jesús te llama. Pero cada llamado de Dios es muy personal y en ese sentido el ejemplo de mi hermano influyó hasta cierto punto, porque fue en primer lugar Dios quien me llamó de una forma clara y personal a seguirle más de cerca como sacerdote.
- En tu familia tu hermano mayor ya es sacerdote y tú ahora te ordenas sacerdote también ¿Qué rol, desde tu propia experiencia, tienen los papás en las vocaciones o proceso de discernimiento de sus hijos?
En mi experiencia yo recibí la fe y aprendí a conocer a Dios y a rezar gracias al ejemplo de mis papás. Obviamente después en el Colegio Cumbres, en el Ecyd y en el Regnum Christi seguí creciendo en la fe, pero la primera semilla de fe fue sembrada en mi familia por mis papás. Por lo tanto, el rol de los papás en cualquier vocación está en transmitir la fe a los hijos y ayudar a poner los elementos para que esta semilla crezca y de todos los frutos que Dios ha pensado en la vocación que Él irá mostrando. Yo agradezco todo el apoyo, apertura y amor que he sentido de parte de mis papás en este camino. Podría resumir así el rol de los papás en la vocación: transmisores de la fe y de apoyar a cómo esta fe va creciendo en cada uno de sus hijos en la vocación que cada uno va descubriendo que Dios le tiene preparada.
- ¿Fue muy difícil hacer tu discernimiento, cómo lo tomaron por ejemplo tus amigos o pares?
Desde que sentí que Dios me llamaba a ser su sacerdote me lo guardé sólo para mi por dos años por dos razones. En primer lugar, si tuve cierto miedo de que si compartía esa experiencia personal que tuve con Jesús tal vez no iba a ser entendida ni aceptada por todos. Y, en segundo lugar, justo cinco meses después de yo sentir ese llamado mi hermano mayor sacó a la luz de que Dios le llamaba a ser sacerdote y trajo muchos cambios en la familia y pensé que era mejor no decir nada hasta que mi hermano partiera al seminario un año y medio después.
Cuando lo comenté a mi familia y amigos me dio mucha paz, ya que podía por fin decir y vivir abiertamente lo que llenaba mi corazón de alegría desde hace dos años. Se me cayeron muchos miedos falsos que tenía de cómo se lo iban a tomar. Me acuerdo de que mi familia me apoyó totalmente, aunque con cierto sacrificio, ya que sabían lo difícil que fue que mi hermano se fuera de la casa y del país al terminar el colegio y ahora yo sería el segundo. Mis amigos y amigas me apoyaron mucho y estaban muy contentos de tener un amigo que sería un futuro sacerdote. Si me impresionó el cariño y apoyo de mucha gente.
- ¿Cómo ha sido formarte y vivir este proceso junto con tu hermano sacerdote?
El tener un hermano en la familia que comparte tu misma vocación al sacerdocio es un gran regalo de Dios. Para mí sigue siendo el mismo hermano de siempre y nos llevamos muy bien. Sólo tenemos un año y dos meses de diferencia por lo que somos muy cercanos. Hemos coincidido viviendo juntos un poco más de cuatro años en este tiempo de formación en el seminario. Cuando estamos juntos compartimos experiencias espirituales, cosas que nos cuestan, chistes, salimos a tomar un helado, nos damos consejos, nos compartimos apuntes, hacemos deportes juntos, vemos alguna película, etc. El contar con mi hermano Pablo en la Legión y todo lo que hemos compartido han sido de los mejores momentos en mi formación.
- ¿En dónde te encuentras actualmente?
Yo me encuentro ahora en Santiago de Chile, apoyando en la formación de adolescentes en el Colegio Cumbres. Hablo personalmente con los alumnos, apoyo en clases de Formación Católica, acompaño en las salidas de apostolado, ahora como sacerdote apoyaré con sacramentos, etc. También soy director del Ecyd en la zona de la ciudad donde está el Colegio Cumbres.
- ¿Qué significa para ti ser ordenado sacerdote?
Significa en primer lugar un llamado de Dios a crecer en intimidad con Él, a rezar más, a ser santo. Como ministro ordenado Cristo está presente en mí en la celebración de los sacramentos, por lo que quiero que esta presencia sea íntima y que me transforme a mí a ser cada día más como Cristo. Que sea su mensaje, sus palabras, sus gestos, su rostro lo que transmita. En segundo lugar, un llamado a servir a todos los que Dios coloque en mi vida. Un servicio que se traduce en escuchar, acoger, ayudar, entender, perdonar, rezar por el otro.
- ¿qué ha significado para ti el Regnum Christi?
El Regnum Christi ha sido una verdadera segunda familia en donde he conocido y experimentado, junto a otros jóvenes, a un Dios vivo que me ama personalmente y que quiere ser mi amigo. Este amigo tiene un nombre, es Jesús, y través del Regnum Christi ha cautivado mi corazón y me sale naturalmente el querer transmitirlo a otros para que muchos puedan conocer a Jesús y tener esa plenitud que he encontrado.
- ¿qué le dirías a un joven que está pensando en una vocación de vida consagrada?
Le diría que Dios es el primer interesado en que seamos felices y tengamos una vida plena y que Él tiene un plan para cada uno para llegar a esa plenitud y ese plan es amar y ser amado. Ya sabiendo eso, le diría que le pregunte a Dios en la oración de si su camino es amar en una vocación consagrada o amar en otro camino. Ayuda mucho en esto tener un director espiritual o hablarlo con alguien más experimentado para traer más luz al discernimiento. Un buen indicador de saber cuál es el plan de Dios es ver en donde de verdad somos plenamente felices. Dios no nos va a llamar a algo en donde estaremos sufriendo siempre o seremos medianamente felices, pero tampoco eso quita que el plan de Dios esté libre de cruces y de sacrificios. Cuando uno realiza el plan de Dios, a pesar de las dificultades, te da sentido a tu vida y te hace levantarte cada día con el corazón lleno. Amar y ser amado. Lo he visto en tantos matrimonios, en personas consagradas, en sacerdotes y en mi experiencia personal.